La cuantía individual de la concentración de colesterol LDL en sangre está predominantemente sujeta a la condición genética del paciente. La adiposidad en general no tiene gran influencia en la concentración de colesterol LDL y, de manera correspondiente, un éxito en su tratamiento, aunque sea digno de elogio, apenas se hace notar en este valor. La forma abdominal de la adiposidad, que se muestra predominantemente en el vientre mediante la multiplicación de la grasa de las vísceras, lleva por el contrario mediante la resistencia a la insulina a la multiplicación de las lipoproteínas ricas en triglicéridos y a un nivel de colesterol HDL más bajo.